Por ser una oportunidad de educación cívica, el Tribunal Constitucional (TC) abrió sus puertas el sábado 16 de noviembre a niñas, niños y adolescentes, quienes llegaron acompañados de sus familiares y cuidadores. Los cerca de mil visitantes fueron recibidos con demostraciones de globoflexia, una zona para dibujo infantil y la representación escénica de un cuentacuentos sobre sus derechos. La presidenta, ministros, ministras, y funcionarios/as, realizaron recorridos por el inmueble que es monumento histórico desde el año 2018. Esta actividad de tipo cultural, hace seis años que no se realizaba en el país.
La presidenta del Tribunal, Sra. Daniela Marzi Muñoz, ministras y ministros del Pleno – María Pía Silva Gallinato, Miguel Ángel Fernández González y Héctor Mery Romero- además funcionarios/as que trabajaron voluntariamente ese sábado, realizaron tours guiados organizados en diferentes grupos, por el edificio de conservación histórica. Los visitantes recorrieron el inmueble que destaca por las obras pictóricas de Pedro Subercaseaux en sus muros y vitrales de origen francés. Pero, sobre todo, pudieron conocer cómo el Tribunal cumple la misión de velar por la supremacía de la Constitución, sus atribuciones y composición.
El Palacio que alberga esta Magistratura data de 1915, obra del arquitecto chileno Ricardo Larraín Bravo. Es un edificio que mezcla distintos estilos artísticos, tanto en sus antiguas escaleras como en las maderas talladas de su puerta de ingreso y ascensores, que son de los más antiguos del país. Se suma el piso de mármol de distintos colores y los vitrales de estilo «Art Nouveau», que lo componen en sus tres pisos con cerca de 2.500 m2 y en su cúpula central.
Cerca de mil personas asistieron a la convocatoria a conocer este espacio público, donde la Sala de audiencias “ministro Rodrigo Pica Flores”, fue escenario de un cuentacuentos sobre los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Con todo, las personas valoraron conocer el edificio, su historia y actual destinación, que ese día estuvo abierto con actividades para responder a las inquietudes de los más pequeños y sus familias. En coherencia con lo anterior, Violeta Vargas (13 años) describió su experiencia: “Me gustó mucho venir. Vi muchos detalles…en el ascensor decía que los caballeros se deben quitar el sombrero por respeto y estaba escrito de otra manera. Eso me demostró que este edificio tiene muchos años, pero que su belleza se ha mantenido, aunque lo que aquí se hace es distinto hoy. Se construyó para una entidad financiera, nos dijeron que funcionaron bancos y hoy el propósito es otro. Me gustó que en el cuentacuentos se interactuara tanto con los niños y jóvenes, para mostrar nuestros derechos”.